Lo que faltaba, el huracán Iota
El 2020 ha sido un año que puede llegar a ser catalogado como el peor del siglo XXI. La llegada de una pandemia frenó por completo los procesos mecánicos y naturales del ser humano. A finales del mes de octubre y comienzos de noviembre, dio origen al huracán lota. Esto implica que ante las distintas restricciones los seres humanos se encuentran encrucijados, es decir, muchos de estos no tienen una escapatoria ante la “latente” posibilidad de un contagio o ser afectados por el huracán.
El ser humano este año se ha enfrentado a diferentes problemáticas. La pandemia si bien ha sido la principal causante del freno momentáneo a los procesos cotidianos para los habitantes del globo terrestre, los fenómenos naturales se suman a la lista de inseguridades en este trágico año. Países como Nicaragua y Honduras tuvieron las mayores afecciones, con un saldo de 38 muertos y 112 desaparecidos a causa del huracán, sin embargo, zonas como San Andrés y Providencia en Colombia sufrieron afectaciones en su infraestructura dejando como saldo 3 muertos y 13 desaparecidos.
Las catástrofes naturales representan un acontecimiento casi imposible de controlar. La fuerza de la naturaleza tiene un potencial que doblega las capacidades del ser humano. Su predicción a priori, se puede detectar, pero evitar, no. Los Estados deben estar preparados para resguardar a los afectados por los huracanes, sin dejar de lado los cuidados sanitarios por la pandemia. De modo similar, las personas deben estar preparadas para cualquier evento, porque estar en los hogares no representa una plena seguridad, cuando se está ubicado en una zona de alto riesgo en una eventual catástrofe natural.
El abandono estatal abre la ventana de como, en muchas ocasiones, la periferia de los países se encuentra desprotegida por parte de los Estados mandatarios. Hambre, carencia en agua potable, falla en los servicios públicos y un sin fin de afectaciones, son ejemplos de cómo estas zonas en muchas ocasiones están a la intemperie, no solo de catástrofes naturales, sino de la misma pandemia. No podemos olvidarnos que como seres humanos, sin importar el lugar en donde habitemos, merecemos las mínimas condiciones para subsistir. Se deben intensificar las medidas para que los derechos de las personas no se vean reflejados en acciones sanitarias contra la pandemia, sino en todo ámbito. Esta lucha de hoy no es solo contra el COVID-19, es contra el mayor rival al que se ha enfrentado los seres humanos, la naturaleza.
Escrito por: Jorge Daniel Rodriguez Ruiz
Referencias:
Noticia: https://www.marca.com/claro-mx/trending/2020/11/18/5fb54741e2704e99228b461e.html
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