Brasil como potencia climática
Brasil es la octava economía más grande y el país más biodiverso del mundo. Aunque estos
dos hechos puedan parecer aislados, los retos a los que nos enfrentamos en el
Antropoceno obligan una mirada integral y multidisciplinaria a los sujetos de
estudio. Como el país más grande de América Latina, Brasil se destaca por ser
una potencia política, económica y cultural en la región, en los +últimos años
ha experimentado un rápido crecimiento gracias a la industrialización del sector
agropecuario del país, y al aumento en la inversión extranjera con la
disminución de la violencia urbana.
Todas estas son
indudablemente buenas noticias para sus casi 210 millones de habitantes. Sin
embargo, con la crisis causada por el COVID-19, este crecimiento podría convertirse
en una carga a largo plazo para la nación, y el mal manejo de la recesión
económica indica una posible catástrofe para uno de los actores más importantes
en la mitigación del cambio climático.
Políticamente
Brasil ha estado marcado por escándalos de corrupción que han dejado huellas
profundas en la población brasilera, cada vez más el discurso populista e
ideológicamente marcado polariza a los votantes. Esto fue lo que llevó a la
elección de Jair Bolsonaro en 2018, y además del desastre causada por el mal
manejo de la pandemia, ha causado un abandono por completo de las pocas
políticas con iniciativa ambiental que habían introducido Michel Temer y Dilma
Rousseff.
Para construir una imagen completa del panorama que se vive en Brasil, se debe usar la ciencia posnormal, que tome en cuenta las incertidumbres y el manejo de la calidad en la toma de decisiones por parte del gobierno brasileño. Esta es la propuesta de Malte Faber con la economía ecológica, un cambio de paradigma que incluye a todas perspectivas importantes en la identificación de los factores que ocasionan los "problemas malvados" del Antropoceno.
Este es el enfoque
que le dan Matías Franchini y Eduardo Viola en su texto que identifica a Brasil
como un "potencia climática" en el Sistema Internacional, de tipo
moderada/conservadora en sus políticas y grande en el alcance que estas tienen.
Esta clasificación pone a Brasil en el centro de la gobernanza ambiental
internacional, por lo que las políticas que se tomen de ahora en adelante para
la recuperación de la crisis causada por el COVID-19 serán cruciales no solo
para la conservación de ecosistemas megadiversos como el Amazonas, sino también
para mantener al planeta dentro del espacio de operación seguro para la
humanidad.
Por: Tomás Villescas B.
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